LO INSTITUCIONAL·

La Asociación Encuentros Psicoanalíticos de Medellín (AEPM) es una institución psicoanalítica causada en el deseo de un grupo de psicoanalistas. Su institucionalidad ha sido consecuencia, primordialmente, de lo articulado alrededor del funcionamiento del Cartel, dispositivo fundamental.

El trabajo al interior de cada Cartel ha permitido instituir Otros espacios de trabajo, que al igual que en el Cartel su funcionamiento fundamental ha sido desde el azar. Espacios que propenden por una formación continuada.

Su fundación, es el deseo particular de cada uno de los miembros fundadores de la Asociación de Encuentros Psicoanalíticos de Medellín, que sostiene la propuesta y el trabajo, dando lugar a varias iniciativas y diversos proyectos subjetivos, rectores de cada formación en su particularidad. Experiencia que ha permitido decir como en la AEPM cada uno ha sostenido y sostiene su pregunta en su deseo de formación.

La Asociación puede admitir a todo aquel que manifiesta su interés por el psicoanálisis. No obstante, para ser miembro de la AEPM debería constituirse en Cartelizante; así de este modo, sería preciso para realizar su ingreso como miembro de la Asociación, tramitarlo mediante su pertenencia a un Cartel.

Ser miembro le permite la posibilidad de participar en los sorteos que eligen al cartelizante, cediéndole la palabra; acceder a que su palabra escrita circule a través de El Amanuense, boletín de la Institución; y del mismo modo, podrá ser designado por el azar para ocupar el lugar de quien escucha e inscribe en un Relato lo acaecido en cada Sesión de Encuentros. Ser miembro, además, le da derecho a participar, mediante el azar, en aquellas reuniones y actividades que la AEPM programa para sus miembros, entre estas la Sesión Clínica y Seminario de Formación Continuada.

A propósito de una pregunta del Cartel psicoanalítico de (la) Institución:*

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¿CÓMO INGRESAR A LA ASOCIACIÓN DE ENCUENTROS PSICOANALÍTICOS DE MEDELLÍN?

Como emerge un “sueño”. Como empuje de deseos que demanda encontrar campo para autorizarse y lo real analítico historice cada vez más su hacer.
Freud en “La Interpretación de los sueños” se pregunta continuamente por el origen de los elementos, y qué condiciona los ingredientes que emergen en el contenido de los sueños.
Puede considerarse elementos e ingredientes demandantes de un sueño por hacer, los siguientes: tratar de ir más allá de la transferencia analítica a los Nombres propios, dar paso a la estructura significante articulada en lo real analítico, y hacer ruptura epistemológica y estructural a lo que hemos venido haciendo. Todos del mismo lado, para poder definir la Institución Psicoanalítica hoy como objeto siempre perdido, porque ésta siempre implicará su demanda, y el único OTRO, la causa de lo Inconsciente. De esta manera, quien pertenezca, no crea que es, y quien desea ingresar, no encuentre más resistencias que las suyas propias, porque la asociación es con significantes que empujan lo real analítico. Hay que desearlo, hay que intentarlo, hay que forzarlo históricamente uno por uno, porque tal es su esencia.

Medellín, noviembre de 2006

Humberto Parra Gallego.
Psicoanalista

*El cartel Psicoanalítico está conformado por:
Sol Beatriz Botero, María Victoria Grillo, María del Pilar Palacio, Humberto Parra, Juan Guillermo Rojas.

NOTA: ARTÍCULO REVISADO Y REFORMADO EN ABRIL 29 2013 EN PUNTUACIÓN Y PRECISIÓN DE ALGUNAS PALABRAS, QUE CONSERVA EL SENTIDO Y LA ESTRUCTURA DEL ORIGINAL.

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TEXTO INSTITUCIONAL.

ASOCIACIÓN DE ENCUENTROS PSICOANALÍTICOS DE MEDELLÍN

“… la técnica no puede ser comprendida ni
por consiguiente correctamente
aplicada, si se desconocen los
conceptos que la fundan.”
Lacan1

La Asociación de Encuentros Psicoanalíticos de Medellín es una institución psicoanalítica para el encuentro de trabajo de los analistas, analistas practicantes y todos aquellos que se sientan concernidos por la causa de lo inconsciente.

En 2005 un grupo de analistas y otros, deciden su fundación convencidos de la importancia para el quehacer analítico y para el analista mismo, de un lugar donde las permanentes preguntas y los múltiples escollos en torno a la práctica psicoanalítica, la teoría y el proceso de formación de los analistas, pudieran ser puestas en reconsideración permanente.

Siguiendo una tradición de formación que privilegia el cartel y que se ha mantenido por más o menos tres décadas funcionando en la ciudad de Medellín, en dos instituciones a saber, Carteles Psicoanalíticos de Medellín y Movimiento Psicoanalítico de Medellín, un nuevo grupo, se arriesga a emprender y sostener un tercer momento denominado: Asociación de Encuentros Psicoanalíticos de Medellín.

Aunque dicho recorrido no podría ser nombrado sin tener en cuenta el marco teórico conceptualizado por Freud y Lacan, mantenemos la apertura a otros discursos y a otros saberes, así como a diferentes formas de trabajo (carteles, reuniones institucionales, seminarios, conferencias, veladas de arte, etc.) pues al sabernos entre el deseo de saber y el sujeto supuesto saber, concebimos la institución psicoanalítica abierta al interés permanente en torno a las múltiples producciones y diversas disciplinas. De ahí que, consideremos necesario darle cabida a la producción artística, al discurso lingüístico y antropológico, a la medicina y a la reflexión filosófica, así como al saber matemático y hoy, en especial, a la topología, entre otros.

Convencidos de que el campo del psicoanálisis debe fundarse sobre una ética que mantenga la división entre verdad y saber; que el psicoanálisis no es del orden de lo que se puede enseñar, y que no es suficiente el paso por el diván para garantizar el saber del analista, le apostamos a dos vías regias acordes con el discurso psicoanalítico: la transmisión y la reinvención.

Partiendo de que trabajar en cartel bajo transferencia de trabajo, es el tránsito hacia una transmisión del psicoanálisis; que en cada encuentro de transferencia se lo reinventa y que dicho trabajo empuja la producción personal y tiene efectos analíticos, la posición que se nos ha impuesto es la de que cada uno produce desde su deseo -deseo singular-, su interés clínico y su necesidad teórica. En este sentido, se pudiera interrogar por el cómo la historia de cada uno se ha trenzado en esta propuesta institucional que pretende ir más allá del Nombre-del-Padre (en el sentido del aforismo lacaniano: “se puede prescindir del Nombre-del-Padre a condición de saber servirse de él”)2.

De ahí que sea válido pensar la institución como campo para la revisión y el estudio permanente de la teoría; o bien, como espacio simbólico donde se pueden conjurar las trampas del narcisismo, los abismos del delirio, la perpetuación de los errores, la infructuosa comodidad del aislamiento; o también, como lugar determinado por las leyes de la palabra; como campo que se ocupa de la experiencia analítica en intensión y en extensión; o incluso, en la singularidad de una travesía de la pulsión al significante por la disolución de la transferencia analítica a los nombres propios. Dicho de otra manera, no todos bajo un mismo significante, no identificación en masa. Todo esto ha derivado en una manera muy singular de habitar la institución.

En cuanto a la dinámica de funcionamiento institucional, una interrogación constante ha sido la de qué tan pertinente es aplicar el método analítico a la institución que lo sostiene, como fuera la propuesta lacaniana. Dos derroteros nos marcan el paso: el funcionamiento del cartel y sus reglas, y el sabernos determinados por el discurso psicoanalítico.

Es así como el azar del sorteo y la permutación han determinado el orden del funcionamiento y la circulación de la palabra escrita y hablada, estrategia que ha tenido efecto en el desvanecimiento de los imaginarios. Es la asunción de la palabra en el marco de sus leyes, la que nos ha puesto en acto de fundación una y otra vez.

El Cartel, más allá de órgano de base, se ha comportado como un sistema de engranaje simbólico entre saber, clínica y construcción teórica; ha permitido un lazo social, un discurso que vehiculiza el deseo. Y hoy podemos decir que, más que un grupo de trabajo, es el campo donde la transferencia de trabajo hace nudo.

Comenzamos entonces a perfilar un nuevo estilo. Una manera de hacer formación y de estar en la institución. Una institución que intenta ser consecuente con la experiencia psicoanalítica y sus máximas conquistas. Tachar el lugar del jefe y maestro, apuntar más al saber sobre la verdad que a la verdad misma, y respetar el tiempo lógico de cada uno, son así mismo consecuencias de la práctica y del discurso con el que estamos comprometidos.

No obstante y en este sentido, la interrogación permanente motivada por el acuerdo en el desacuerdo, o simplemente la existencia de la diferencia, nos ha llevado a repensar, una y otra vez, la institución psicoanalítica, su función y razón de ser. Responder, por ejemplo, a cómo podría una institución psicoanalítica dar una garantía al analista y a su formación, o cuáles son las implicaciones de albergar el deseo del analista en la institución, son asuntos de los que sabemos que debemos ocuparnos.

La Asociación de Encuentros Psicoanalíticos de Medellín, atravesada por el discurso psicoanalítico, se instituye en el funcionamiento; a sus miembros los convoca y los sujetan las leyes del lenguaje y la palabra. Cada uno puede ser responsable del trabajo y del avance de la Institución y cada quien se autoriza de él mismo y responde por su acto. Un cartel, el cartel de (la) institución, es el encargado de velar por su funcionamiento; mas la disolución-liquidación-corte de la Asociación de Encuentros Psicoanalíticos implica los tiempos lógicos para sostener el discurso psicoanalítico.

Texto publicado en El Amanuense N° 1 en Mayo de 2010

1LACAN, Jacques. Función y Campo de la palabra y del lenguaje en Psicoanálisis. En: Escritos 1. 15 ed. México : Siglo Veintiuno Editores, 1989. v 1. p. 236.

2LACAN, Jacques. El seminario, libro 23 El Sinthome. Buenos Aires : Paidós, p. 133.